Así que decidí ir a dar una vuelta pequeña y pues de paso comer en alguno de los puestitos de "La Venta" en dónde comienza la carretera que lleva al Convento del Desierto de los Leones. Al cual no puede uno pasar en moto. Que triste. Pero se respeta. Ni motos, ni perros.
Bueno, elegi un lugar pintoresco, con algo de gente, el típico guitarrista intentando cantar por unos pesos. Y bueno, la vista del lugar no puede ser mejor.


El cliché de la foto en el espejo, no podía faltar. Perdonarán la calida' que no es la acostumbrada, pero pues mi celular no hace maravillas tampoco.

La última y nos vamos. Vean lo verde que esta el bosque. Los árboles enlamados, verde, verde, verde.

Después del recorrido, pues tristemente a regresar a la oficina. Pero este rato de tranquilidad y paz en este lugar te llena de energía para continuar la otra mitad del día sentado atrás de un escritorio.
Les recomiendo este tipo de escapes a media semana.
2 comentarios:
Que envidia, quién como tu que puedes darte esas escapadas...
Algún día, cuando vuelva a tener mi moto y una chamba no tan demandante me daré ese tipo de escapadas entre semana.
Saludos
Valen la pena. Ojalá te puedas hacer de tu moto nuevamente.
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